El invento de la pólvora se atribuye habitualmente a los chinos, que la utilizaban para fabricar sorprendentes fuegos artificiales, aunque también hay fuentes que señalan a los árabes como los pioneros de la pólvora. Fueran unos, los otros, o ambos simultáneamente, podemos afirmar que la pólvora surgió por primera vez entre los siglos VII y IX, existiendo una primera referencia escrita en Europa a través de un documento del británico Roger Bacon (s.XIII).
Aparte de usarla para la elaboración de material pirotécnico, los chinos emplearon la pólvora negra -la primera pólvora- para crear armas con las que asustar a sus enemigos. Pero, en realidad, su uso puramente militar llegaría siglos después del invento, asociado a las necesidades bélicas europeas y al diseño de útiles de guerra tan populares como el cañón.
Por su parte, los árabes experimentaron con nitrato de potasio y aplicaron sus hallazgos con fines explosivos y militares. Ellos fueron los inventores de las armas de fuego y, probablemente, ellos también difundieron la pólvora en Europa, sirviéndose de sus conocidas habilidades comerciales.
Tal y como la define la Real Academia Española (RAE), la pólvora es una mezcla, por lo común de salitre, azufre y carbón, que a cierto grado de calor se inflama, desprendiendo bruscamente gran cantidad de gases. Se emplea casi siempre en granos, y es el principal agente de la pirotecnia.
Fuente: http://www.saberia.com
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